ESPORA Y GARÚA, MÚSICA QUE GERMINA

Por Zarrata Lavala – Fotos de Michael Pucci

“Pedro Pablo no avisaba cuando iba a algún lugar, solo aparecía”, comienza contando Camilo Morales sobre el personaje central de Garúa, el video producido en stop motion junto a Nacho Orellana y recién estrenado en el canal de YouTube de su banda Espora.

“Llevábamos un buen tiempo esperándolo con mi abuelo porque yo quería hablar con él sobre el bombo legüero, pero lamentablemente falleció en agosto de 2020. Por esa conversación que nos faltó apareció en este video, representando con su figura una profunda trascendencia familiar, indígena y artística”, dice, fijando de entrada su propio universo creativo.

¿Quién es Pedro Pablo Humire y por qué eliges ese personaje para retratarlo en el video?

“Pedro Pablo es un poeta aymara nacido en el norte de Chile, en Socoroma en 1935. Se vino a Santiago en los años 50 a estudiar a la Escuela Normal de Educación. En ese lugar se hizo amigo de mi abuelo Hernán Ahumada. Yo lo veía de niño como un mago que llegaba a la casa con su charango y quena, tocando y hablando en otro idioma (aymara)”.

¿Cómo se gestó la idea del video y cuál es la temática de fondo que quisieron retratar?

“La idea nace madurando la canción en mí. En este proceso apareció un significado más amplio que finalmente es la temática del video. Quisimos retratar el proceso de un hombre mayor que se da cuenta que nunca se vinculó con sus afectos, por lo que decide dejar sus formas atrás y renovar su ser. La temática está enfocada en una revisión de la masculinidad. Está dedicada a los nuevos roles de nuestro linaje. Mi familia paterna es de la salitrera María Elena, entonces las locaciones y situaciones me fueron fáciles de recrear”.

Nacho Orellana - Dirección - Guión - Post producción 
Camilo Morales - Idea original - Dirección de arte 
Hugo Covarrubias - Muñeco 
Florencia Borie - Vestuario 
Oliver Garcés - Impresiones 3d - Casa 
Manuel Rojas - Cóndor 
Matías del Pozo - Efectos de sonido

El clip utiliza la idea del viaje como búsqueda y la del poder germinador de la niebla marina (¿de la música?) como metáfora de vida. El stop motion es intercalado con la figura de un cantautor que marca las notas con la mano izquierda por sobre el mástil de la guitarra. Una forma inusual de encarar el instrumento, tal como la manera de enfrentarse al desafío de una carrera solista luego de años rodando en los más diversos escenarios.

Llevas años en la música, fundamentalmente como baterista de algunos de los solistas más emblemáticos de la escena cantautoral chilena. ¿Cómo ha sido el proceso de sacar la voz y ponerte al frente de Espora?

“La verdad fue un trabajo arduo, sobre todo interno de superar miedos y juicios que tenía sobre mis capacidades. Además trabajar con compositores como Manuel García o Chinoy que, para mí, tienen una relación con la inspiración mágica. Los vi a ellos muchas veces haciendo una canción en momentos extraños, después de un viaje o un concierto, muy cansados, pero ese era el momento en que les llegaba y había que terminarla. Yo conecto más con la reflexión, darle vueltas a una letra o una armonía, observarla, pulirla hasta que ya sienta que le entregué todo de mí. Eso es un proceso de aceptarse y quererse como uno es. Lo mismo que poner la cara en un proyecto, es mi forma de pisar firme”.

Si bien Espora es tu proyecto solista, has estado bien acompañado en este viaje. Me parece que hay ahí un gesto que se relaciona con entender que la música siempre es un proyecto colaborativo ¿Cuanto de político hay en ese gesto?

“Lo primero es que mi concepto de hacer música es siempre con otrxs. Esa capacidad hermosa de hacer comunidad. Yo no veo un solo responsable en una obra artística. En Espora pongo la cara porque es el trabajo que me toca, pero la música es lo que es gracias al trabajo de Diego Álvarez (productor musical), Juan Pablo Escares (diseñador sonoro) y los músicos que están presentes en cada canción”.

Las temáticas de las tres canciones que has publicado hasta el momento se relacionan con un mundo espiritual bien profundo. ¿Cómo ves ese abordaje compositivo?

“Sí, es como he ido enfocando el proyecto. He querido abordar las letras como pedazos de un puzzle que el oyente pueda ir ensamblando según sus propias experiencias y que en el fondo ellxs sean los verdaderos responsables del significado. Me gusta explorar el lenguaje y en el cotidiano ocupo palabras raras. A veces las digo bien, otras no. En las canciones me gusta hacer ese mismo juego. También creo que lo espiritual puede ser parte de lo cotidiano y de nuestra realidad constante. A veces se tiende a alejar o elevar. Para mí es parte de lo que somos”.

EL LENGUAJE SUDAMERICANO, LA INDUSTRIA, CHILE

 Al escuchar tus canciones siento que hay un lenguaje muy sudamericano, no necesariamente asociado al rock más tradicional, sino una mezcla del mundo de las culturas originarias pasado por el cedazo de los lenguajes más contemporáneos. ¿Qué hay de la identidad? ¿Con qué otros proyectos sudamericanos crees que se emparenta tu música?

“He centrado mis estudios de percusión en la cultura latinoamericana. Estudié bombo y cajón con Facundo Guevara, viajé a Brasil a estudiar ritmos del candomble en Bahía y mi interés en la música siempre ha conectado con investigar los procesos creativos de esta tierra. Pienso que se ha dado de forma natural que esta vertiente esté presente. Pero crecí en una época de múltiples influencias y me encanta escuchar un disco de Miles Davis, paso a Radiohead, después a Roberto Parra y sigo con Wos, etc. Me gusta que mi identidad musical sea inquieta. Aun así, creo que Espora emparenta desde lo musical con proyectos como Rubio y Camila Moreno, también Marcelo Camelo y Lisandro Aristimuño”.

En los últimos años se ha hablado mucho de industria de la música en Chile, sin embargo el abandono de los músicos durante la pandemia ha sido muy violento. ¿Qué piensas de la política pública asociada al mundo de las canciones?

“Me gustaría que se entendiera que todos somos un eslabón dentro de este trabajo artístico (técnicos, artistas, productores). Poder valorarnos y apoyarnos, pero el sistema no funciona así. Creo que la pandemia solo develó algo que está impuesto hace años, que es la precariedad en la que trabajamos todos los obreros de la artes. Aun así, más allá de exigir a un Estado que se rige por normas economicistas, quiero creer que somos nosotrxs los que tenemos la posibilidad de darle la vuelta a este difícil momento, generando un trabajo colaborativo real entre lxs colegas y que también la gente ejerza su poder de difundir, potenciar y masificar la cultura y las artes en Chile. Ojalá ser, como dice la Valentina Peralta, un ecosistema musical”.

La mirada actual sobre la música de alguna forma obliga a generar relatos y formas de promoción ligadas al mercado, sin embargo tus canciones van un poco más allá. ¿Hasta dónde quieres que lleguen? ¿Con quiénes crees que conectan?

“Yo la verdad no estoy creando pensando en el mercado, no tengo esa habilidad por ahora. Me estoy centrando en entregar mi música con la mayor dedicación y con el mayor amor posible. Para mí hacer música es como ir liberando esporas que se lleva el viento y que germinarán en algún lugar. Estoy súper claro que en el mundo actual es necesario tener redes sociales y moverse estratégicamente con eso. Trabajo harto en hacerlo bien ya que no es mi hábitat, sin duda”.

Chile está cambiando y hoy se abre la posibilidad de cambiar la Constitución de Pinochet. ¿Cómo crees que debiera incluirse lo cultural en este nuevo proceso? ¿Qué expectativas tienes al respecto?

“Me parece impresentable que una Constitución hecha en dictadura se haya mantenido tanto tiempo y la clase política entera es responsable de eso. Por eso pienso que es importante este momento histórico, pero veo que el cambio real va de la mano con una organización y articulación política en los barrios y comunidades, creando y viviendo todos los cambios que queremos en nuestro cotidiano, aunque sea en pequeña escala. Creo que la única forma de que siga avanzando de buena manera este proceso constituyente es que gente y organizaciones sociales sean el sostén y que mantengamos el ojo puesto encima de cada una de las decisiones. Más allá de los presupuestos, que entiendo que en políticas públicas son importante, me gustaría tener una Constitución donde el arte y las culturas sean parte del cotidiano en los barrios, que usemos el arte como forma de hacer comunidad e identidad. A mí más que fomentar la industria, me gustaría que la constitución potencie la vinculación real -no como bien de consumo- entre el arte y la cultura con cada unx de lxs habitantes de esta tierra”.

PREGUNTAS CORTAS PARA RESPUESTAS CORTAS

Un libro: Los Detectives Salvajes de Roberto Bolaño
Un disco: Las ultimas composiciones de Violeta Parra
Una canción: Cantata de puentes amarillos
Un viaje: Cualquiera que lleve a lo profundo de nosotros mismos.
Un sueño: Que como seres humanos nos despabilemos y conectemos con todo lo que nos rodea.