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Se apilan fantasmas en el disco debut de Laexperienciadelespiritucosmico
Laexperienciadelespíritucósmico, otra apuesta del Litoral Central de Chile. Estridente y atrapante desde el nombre, se trata de un álbum que apuesta por atmósferas extensas y profundas con un carácter intimista, en un viaje que minuto a minuto propone una vuelta a lo esencial, a la pausa y la contemplación, a través de una exploración bien lograda por lo que es la materia prima de la música: el sonido.
Por Guillermo Ardissoni
Desde la impecable producción sonora lograda por Felipe Ruz hasta la composición valiente y sencilla de Carmelo War, lo que se nos presenta como álbum debut es una obra contundente y sólida, llena de viento, mar y fantasmas que se mueve en tres dimensiones: canciones, detalles y atmósferas.
Sobre sus canciones podemos decir que se trata de piezas de alusión concreta a emociones de lectura rápida y cuyo mayor enigma se encuentra en la gradualidad con que conforman el relato implícito del disco. Un relato que va desde lo dinámico del primer tema, “No Home”, cuya velocidad amenaza con acelerarse conforme avanza el tema, hasta lo puramente contemplativo encarnado en temas como “Playa Grande”, “Interludio” y “Outro”, donde los agudos detalles de guitarra eléctrica acompañan la presencia vívida de la geografía sonora del litoral, tomando el control de la experiencia. Un acierto tridimensional a mi juicio. La voz del disco, entonces, relegada con orgullo a un segundo plano, varía sin miedo entre los mantras de Carmelo y los balbuceos precipitantes de una guitarra fantasmal que logra generar una narrativa en registro rock de lo que es callar mente para contemplar verdad.
Porque tal vez no haya nada más identitario en la música que nace del litoral que este sonido de fondo y, al mismo tiempo, tal vez no haya nada más urgente para Cartagena que la reivindicación de su belleza, sobre todo para desarmar las representaciones burdas y casi icónicas que la televisión en las últimas décadas le han puesto encima. Después de todo, en una escena musical donde, últimamente, está todo lleno de ideas que decir, este álbum nos entrega una oportunidad valiosa para salir del ritmo acelerado de las capitales y escuchar en calma lo que se pierden los que están lejos del mar.
Por eso y por suerte Laexperienciadelespiritucosmico, de la mano de toda la crew cósmica del litoral, ha registrado en este disco parte fundamental de esta identidad local. Porque Carmelo no trabaja solo, lo acompañan distintos músicos provenientes de distintas bandas relacionadas con el mismo carácter de la Experiencia. Oskar Videla (Sri Oskar, Club de Surf), Bernardo Alvarez de (Losindestinos, sabotaje portuario y Playa Chicha), Niko Walker de (Bosque espiral), Andres Manríquez (Fantasmas Guardianes, Vicband, Semelengualatraba, Puerto Verde y Neuma), Felipe Torres ( Flukkord y Ruido Blanko), al igual que Héctor “Firu” Pérez (El Maldito Yo y Ruido Blanko). Una constelación de personajes ligados a la resistencia del rock emergente que encuentran en este proyecto y este disco un nuevo aire para el 2020.
En definitiva, se trata de un disco debut provisto de un inquietante misterio que oscila en estructuras simples capaces de atraer a todo tipo de oyente pero que esconde intrigantes sonidos en segundo plano. Es posible, incluso, que estos sonidos nos llevan a mirar de reojo más de una vez para revisar si alguno de los fantasmas que se aglomeran en el disco ha logrado escapar al fin, evitando el sangrado de los oídos para permitirnos ser parte de esta experiencia. También es posible que haya algo inexplicable en el disco que vibre en el órgano de pipa, construido hace más de 150 años y con que la banda grabó parte de sus tracks.
Una experiencia tridimensional, Laexperienciadelespiritucosmico, definida en términos de canciones envolventes, sonidos inquietantes y la presencia real del ambiente geográfico donde nació y que no puede faltar en los catálogos del año más extraño que hemos vivido en el último tiempo.
Sello: MúsicadelSur/ lanzamiento del disco en plataformas virtuales 15 de mayo 2020.
Fotografía: Catalina Araya
Arte: Carmelo War